Un teléfono descolgado y las líneas sin destinatario...
Llamadas que finalizan donde comienzan los puntos finales,
El eco de las voces que prometieron volver y que no volvieron jamás.
Promesas sin cumplir y el sueño al que se le dió por despertar,
El sobrecogedor sonido de la nada riéndose de vos, multitudes vacías, ridiculeces varias y cursilerías...
Otra copa vacía, otra poesía sin rima.
Otra pluma desgastada de desenmarañar en papel el mapa del alma,
El camino del ser... Que no lleva a ninguna parte,
Todos los caminos te llevan a algún lugar cuando viajas sin destino.
Las vidas y sus muertes,
Un adiós y un quizás que se cosecha en otoño,
Un presente sin futuro que se revuelca con vos,
Un presente sin futuro que se revuelca con vos,
Otra noche de camas revueltas, las mañas por la mañana, otro amanecer porque sí,
"Lo malo del Después" de Sabina, otro whisky en la tina...
Poesías sin rimas como cielos de noviembre,
Copas sin rimas como poesías de noviembre
Copas vacías...
Se amanece con la luz saboreando a mierda, cuando palpitan en los párpados aquellos latidos que son solo tuyos,
Despilfarro y carnaval, locura, bohemia y excesos...ya se sabe como va la historia.
Y todo por la noche y sus tres orgasmos, cinco abrazos, ocho copas, once y media, ¡Mierda! Once y media, ya voy tarde, toca otra despedida, tres besos: uno por mejilla, otro por descaro y porque sí. El taxi que se va.... Un camino y su final sin apenas empezar.
Resacas que pesan por la tinaja de reproches; pero es importante moverse antes que quiera bostezar el espíritu y hechar raíces.
Paga peaje el caminante por la vida al andar, se gasta el calendario, sé es duro con los horarios...
Cobra caro la libertad.
Auditoría interna recorre la existencia cubriendo con las luces bohemias de otra ciudad el déficit fiscal de cariño.
Embarga un poco del corazón para pagar otra planilla de locura,
Dice administración que se vive al día con las tangas estadísticas,
Logística advierte de otra carretera sin retorno.
Y aún así no es del todo malo...
El camino no es del todo malo y tiene el encanto de un atardecer despejado tras un día lluvioso,
Tiene la magia de un día soleado en pleno invierno, y de las nubes que cubren una costa fría de platino.
Ofrece cierto placer sádico la melancolía, como un delicioso trastorno, un placer culposo, un pecado sin culpa,
Descansa un poco la nostalgia en los puertos de antaño, el portal aquel y la pequeña cantina en la 4a.
Mentes dementes que añoran más el horizonte que los delicados parajes que adornan la vista del ahorita.
Sueña despierto el ser, el alma misma con aquella carretera de la vida, son los sueños de carretera, de caminos por recorrer, de probar al mundo y acallar la voz que te reta a ti mismo que tan lejos puedes ir sin empezar a regresar, una voz que te reta a descubrir aquello que esconde el horizonte. Un ojo medio abierto, la barba de ayer, un leve palpitar en el alma (Ja... No toda la humanidad se ha perdido), el ínfimo sangrado que destila el corazon y que provoca el amanecer de un viaje definitivo. El abrazo que aprieta un poco el corazón y su sístole, otro sueño de carretera... Es hora de seguir, la vida no para... Y el caminante debe encontrar su propio puerto, su paraje de descanso, el destino definitivo. No más hoteles de viajero.