“…9 metros por segundo es la velocidad de un objeto en caída libre…”
Caída libre significa
también estar sujeto al aparentemente azaroso avanzar de la vida, vida, que es
tan similar a la fuerza de la gravedad que al igual que ella arrastra a los
objetos de vuelta a su origen, la vida nos lleva de a pocos corriente abajo
hasta desembocar en el final de las cosas, en ocasiones disfrutando de la suave
brisa que acaricia el rostro veraniego. En otras nos hace girar abruptamente y
sin control sobre el eje de la nada, nos trastorna, nos lleva a rincones
desconocidos, desconcierta y nos hace perder un horizonte que se difumina ante
una mirada desenfocada. Momentos de impacto, colisión, cambio.
Momentos de impacto que
suceden de la nada, vórtices giratorios que nos succionan para sacarnos a una
realidad alterna totalmente diferente a la que conocíamos, llevando al cúmulo
estadístico de personas a lo incierto en momentos aleatorios, al que pasea los
domingos en el parque, a la que juega los viernes por la noche a ser
celebridad, al que se encierra en su universo, al que se abre en contemplación
y admira el universo, el que se centra en la meditación, los que oran y el que no cree más, el que festeja hasta emborracharse y la que
se emborracha hasta olvidar, el cansado de amar y la que se deja amar por todos
porque no ama. El empresario que juega a conquistar el mundo, el que trata de
hacerlo un mejor lugar, en quien busca en el espejo a su yo interior porque
dejo de reconocerse, en el santo y el asesino. Los impactos no discriminan, no
tienen formulas, ni ecuaciones matemáticas, son impredecibles y simplemente
suceden.
Momentos de impacto, Juramentos
con “clavitos”, besos porque sí, París con aguaceros y los labios sin carmín.
Derroches y excesos porque hay tan poco que dar, el frío de la soledad que
hiela el temple, caída libre sin libertad, los 9 metros por segundo sin apenas
avanzar.
Momentos de impacto,
explosiones, contusiones, moretones, shock… giros abruptos.
Inhalar sin exhalar,
amaneceres de a uno, hablar sin parar, escuchar sin oír, mucho ruido poca
sinfonía, perder la sintonía, lo desconocido, lo nuevo encaramándose a lo
viejo.
Eso es un momento de
impacto: perder la rienda, amor con dolor, espinas sin rosas, resacas en el
festival, arte sin contemplación, el amanecer de la noche más bohemia. Una
milésima de segundo de silencio absoluto, la embriaguez total del ser en la mas
jodida sobriedad de los sentidos; Es cuando te das cuenta que todo ha cambiado,
ya nada será igual… No volverá (s) Para bien o para mal. No dependía de vos el
estrellarte, era parte de la trayectoria, de tu trayectoria y no había nada que
pudieras hacer, un momento de impacto es el hoy que se viste de noctambulo y
avisa que se acabo, las risas que hacen eco, las lagrimas que se secan,
presentes que se vuelven memorias, memorias que se borran, es tu vida que deja
de ser solo tuya y depende de vos recuperarla o la vida que vuelve a vos para
que decidas en que gastar tus minutos… y aún así no dependía de vos. No era
asunto tuyo el gira y gira de la tierra que centrífuga a los amantes, no era
tuyo para decidir la centrípeta que acercaría un amigo, el amor de tu viejo o
un viejo amor.
Era de las tropecientas y
pico de coincidencias en las que no coincidiste, que son el número de veces que
has reprochado al buzón vacío de mensajes que no dejaste, el número de veces
que te palpita la cabeza la mañana siguiente, la cantidad de besos que
derrochaste al no dar, la cifra de las letras en verso que escribiste,
tropecientas y pico de cosas que no podes controlar, que no podes decidir, las
vueltas, los giros del carrusel, los abrazos que vas a dar, los polvos
imaginarios sumados a los reales divididos entre las personas con quien
compartiste colchón, las veces que pierde el caminante el camino sin saber que
lo hace al andar, los viajes que hiciste, los lugares a los que no has ido,
pasos que diste. Tropecientas y pico son las veces que tenes que decirte a vos
mismo que estás en caída libre, que no te podes dejar olvidarlo porque no
depende de vos, ni caer, ni los impactos, pero SÍ el instante después y todo lo
que le suceda a partir de allí.
Eso sí depende de vos, la
“infimesíma” parte del instante que le sigue y que podría y quizás lo haga,
alterar para siempre tu vida y será tu culpa y nada mas que tuya. Así como el
decidir cuándo y cuánto guardar luto, o cuantas lagrimas llorarás por un
desamor, será tu decisión el abordar el avión o quedarte, el huir o luchar, y
si luchar vale la pena… No hay absolutos y serás tú el guardián de tu relativo,
tu verdad será tuya y solo tuya. Serás vos el que abra o cierre puertas en tu
vida, que te arrojara curvas, te hará girar sin control, te hará colisionar con
otras personas, te succionara de otras, atravesaras vórtices… pero al final del
día, vos vas a jalar el gatillo o vas a empezar a salir de allí, vos vas a
tomar la oportunidad o la vas a dejar ir, el sí o el no… dependen de lo que le
dejes a tu lengua pronunciar.
El whisky será de fiesta o
será un duro acompañante cuando vos lo decidas, solo hay carnaval cuando en vos
hay fiesta, las mismas luces de tu ciudad que te hacen alucinar, te verán acomplejado
recorrer el barrio sin saber a donde llegar si tus pies no saben andar. Todos
nos perdemos, quizás todos lo estemos aunque no todos lo sepamos. Pero dependerá
de vos encontrarte, Sí, nadie te besara igual que ella, ni tendrá el pecho tan cálido
como el lo tenía al abrazarte, tenlo por seguro. Pero eso no implica que será
peor, ni mejor. Eso será tu decisión, mientras será solamente distinto. Sí no
podes querer tanto ya, aprende a querer mejor, sí no podes olvidar aprende a
que tus recuerdos no definan tu presente y que esa memoria sea combustible para
mañana, No todos los momentos de impacto son necesariamente malos, ni buenos en
esencia, son solamente cambios abruptos aún cuando deriven de un proceso. Es
por eso que no podes ser el mismo cuando los factores han cambiado, tenes que
moverte, evolucionar aunque no alteres tu esencia. Pero, eso… será tuyo, tuyo y
de nadie más.
Si perdes será por y para
vos y si ganas tú victoria será tuya y de Dios nada más.
¿Qué vas a hacer? Jamás
estarás completamente listo para el siguiente momento de impacto, es parte de
su mística, puede que los engranajes ya estén maquinando o que recién las partículas
se asienten, no es seguro… lo único seguro es que mientras estes aquí, seguirán
ocurriendo, los amaneceres seguirán siendo de los amantes que se fugan, las
noches de pasiones y bragas para deseos que se le esconden al sol, los
atardeceres tendrán el rojizo de los labios de la nostalgia, seguirán habiendo
horizontes llenos de nada, y vacíos llenos de sorpresas. Amores de bar y bares
para olvidar amores. Todo en constante movimiento, siguiendo la trayectoria de
su caída, colisionando, ajustándose al cambio… a los momentos de impacto.